Ecuanimidad: Estar en un estado estable y compuesto sin verse afectado por la experiencia y manteniendo el equilibrio en el cuerpo.

Hoy voy a contarles cómo con tan sólo una clase de yoga podemos encontrar mayor ecuanimidad. 

A mis catorce años sufría de inseguridades, bajo autoestima, falta de amor propio y me sentía perdida y herida por la vida. Esto fue, hasta que llegué a mi primera clase de yoga y en ella descubrí herramientas para la paz interior que hoy les voy a compartir. 

Mis primeros pasos hacia el yoga

Mi familia siempre fue, como muchas, un tanto disfuncional. Mi madre era sumamente exigente conmigo y sentía que mi deber en la vida era complacerla. Al no lograrlo, sufría. Sentía que si no era perfecta, en mi carrera de gimnasia competitiva, en mis notas en la escuela y en mi comportamiento en casa, no era valiosa y esto me carcomía por dentro. 

Un día, una amiga del colegio me invitó a una clase de yoga en el estudio donde bailaba. Accedí a acompañarla pero realmente no pensé mucho en la invitación dado que había tomado muchas clases de gimnasia y de baile en mi vida y pensé que esto sería algo similar. Poco sabía que esta clase cambiaría el rumbo de mi vida.

El cambio fue inmediato

Al entrar al estudio, la profesora nos saludó y comenzó la clase. Poco a poco, me di cuenta que esto era diferente a cualquier otra cosa que había experimentado. Por primera vez en mi vida: 

  • Me escuché respirar 
  • Los resultados externos y la perfección eran irrelevantes 
  • Pude sentir todas las sensaciones que recorrían mi cuerpo 
  • Una persona adulta me indico que lo que sea que estaba experimentado era válido 
  • Pude estar conmigo misma sin juzgarme 

 Fue así como se despertó la semilla de la ecuanimidad dentro de mí.

Encontrando la paz interior

Para que podamos activar el poder sanador dentro de nosotros mismos los invito a tomar estos pasos:

  • Cerremos los ojos y sintamos cómo la respiración atraviesa todo nuestro cuerpo, visualizando que toca cada una de las esquinas de nuestro ser. 
  • Experimentemos todo. Lo incómodo, lo bueno, lo malo, y todo en el medio, y no lo categorizamos ni le impongamos un juicio. 
  • Reconozcamos que nuestra serenidad vive internamente, y que ni nuestros logros ni la perfección nos va a otorgar paz interior. 
  • Si todavía no practicas yoga, nunca es tarde.

Así fue como a través del yoga me encontré a mi misma y como nos podemos encontrar todos.

Conclusión

En tan solo una clase de yoga podemos despertar nuestra capacidad de encontrar paz y bienestar. Esa primera clase que tomé me hizo reconocer que no era ni mis miedos ni mis inseguridades. Al escucharme respirar, sentir mi propia presencia y dejar ideas dualistas del bien y el mal, logré encontrar mayor ecuanimidad.

Todos tenemos el poder de sanar y tenemos derecho a vivir una vida plena, serena y alegre. 

Te invito a practicar conmigo a través de mi sitio web y a seguirme en instagram para más tips de bienestar.